Cuando estás en una cafetería con un
grupo de tus amigos, entablados en una conversación cualquiera y sin venir al
caso dices:
¡He consultado al Tarot!
De repente…se hace el silencio.
Observar como las miradas entre ellos buscan complicidad para delegar cuál
de ellos dice primero…
Aquella conversación acalorada donde el intercambio de opiniones y
experiencias vivía su máximo esplendor, de repente queda aparcada por todos los
presentes en la mesa, sin emitir ninguna protesta por la intromisión de dicho
comentario. De repente…se hace el silencio. Pero la reacción de dicha ocasión
provoca auténticas mareas de nuevas experiencias, de nuevos conceptos y
descubrimos que muchos de cuantos nos rodean hacen lo mismo.
¡Han consultado al Tarot!
¿Alguna vez habéis hecho un comentario así en medio de una
conversación?...
YO, sí.
Me otorgan una rebeldía
ganada a pulso, eso lo certifico con conocimiento de causa. Por ello en más de diez
ocasiones he realizado este comentario en las reuniones desenfadadas que todos
realizamos con nuestros amigos. Lógicamente han sido realizados antes de hacer
público mi nueva profesión. Ahora ya no tendría valor documental.
Es asombroso observar
el comportamiento de todos nosotros cuando un comentario de esta índole aparece,
sin aviso, en medio de una agradable tarde de reunión entre amigos. En
consecuencia, el tema de conversación que dominaba la tertulia, queda
desplazado y olvidado por todos los presentes.
¡Es asombroso!...pero ¿Por qué?
Da lo mismo que conversación girara alrededor del ahogo económico de
uno de los presente como consecuencia de un prolongado tiempo en el paro, o de
las enfermedades que han sufrido nuestros hijos o de las nuestras, o de la recién
inaugurada soltería de alguno de los presentes tras un duro y abrupto divorcio,
o del magnífico fin de semana en un hotel ubicado en un lugar recóndito junto a
un nuev@ acompañante. Da lo mismo. Todos quedan relegados en el cajón de espera
para abordar un tema que nunca se había planteado en ninguna ocasión.
Cuando ello ocurre
resulta que más de la mitad de los presentes han realizado alguna vez una
consulta al Tarot. La otra mitad se divide en dos, una parte que lo hace
habitualmente y otra que nunca lo ha hecho, pero en la mayoría de ocasiones,
les gustaría.
Como mínimo…Curioso. ¿Verdad?
Entonces es cuando me
pregunto…¿Por qué siempre comentamos las diferentes citas a las consultas de
los médicos que ejercen la medicina tradicional y no lo hacemos cuando
consultamos al Tarot?
¿Vergüenza? ¿Miedo a ser criticados?
La razón de ello da
lo mismo. Tan solo el resultado final es lo importante. Si tantas personas
consultan al Tarot tras la cortina del silencio para que la sociedad no les
señale, ¿Por qué siguen existiendo los tarotistas? ¿Por qué las consultas
dedicadas al Tarot sobreviven?... ¿Curioso verdad?
Cierto es que muchas
de ellas viven lo mismo que las burbujas de cava dentro de una copa de cava.
Cierto que muchos sobreviven por el abuso que realizan aprovechándose del estado
de desesperación y angustia de aquellos que acuden a su consulta. Por cierto, estos
sí que tendrían que cerrar la puerta de sus consultas voluntariamente si
tuvieran un dedo de humanidad en su frente. Pero también es cierto que muchos
somos los que continuamos luchando contra la mala fama creada por este tipo de
personas, no solo faltos de honestidad hacia la profesión que representan, sino
por simple humanidad hacia las personas que acuden a una consulta en busca de
una ayuda, seguimos luchando por la libertad del Tarot y la libertad de quienes
le consultan.
Esa estafa que muchos
hemos sufrido en alguna ocasión puntual, ha sido la causa que no manifestemos
la auténtica realidad. Que callemos y guardemos en silencio que seguimos usando
y confiando en los consejos del Tarot.
¿Os habéis preguntado cómo han
acabado esas reuniones?
Hablando y cambiando experiencias de las consultas de los allí
presentes. Hablando de los beneficios que nos aportan los consejos del Tarot,
cuando se le conoce en profundidad, así como su relación directa, al tiempo que
desconocida, con todo lo que hoy
denominamos medicina alternativa o
estado de bienestar interior.
¿Vergüenza? ¿Miedo a ser criticados?
Estas sensaciones
existen en muchas personas gracias a la gran cantidad de patanes, de distorsionadores
y charlatanes que NO respetan una profesión, limitando la libertad y obligando
a guardar silencio a todas las personas que depositan en el Tarot y sus
tarotistas (coachs) su plena confianza.
“Yo
declaro públicamente que antes de iniciar mi camino como profesional, he
consultado en muchísimas ocasiones al Tarot. He disfrutado de muchísimas consultas
de tarotistas portadores de una gran honestidad y humanidad, al igual que en
alguna ocasión he sido víctima de algún patán impresentable.”
¿Vergüenza? ¿Miedo a ser criticados?
Si
fuese así, no sería tarotista.
Si
fuese así, no hubiera dedicado tantos años al estudio y práctica de las
energías que nos aportan ese estado de bienestar.
Si
fuese así, no hubiera redactado y publicado dos libros sobre el Tarot.
Si
fuese así, no estaría escribiendo en este blog.
¿Acaso es más digno suspender una cita con los
amigos porque tenemos cita en la peluquería que decir que tenemos cita para ir
a la consulta del Tarot?
¿Acaso
da menos vergüenza decir que no podemos asistir a la cita porque tenemos clase
de zumba que decir que tenemos cita para ir a la consulta del Tarot?
Yo lo digo y ¿sabéis una cosa?...me
contestan:
¡Yo, también! Pero voy mañana, o el lunes,… Te llamo
y te cuento.
Cuando me llaman me dicen:
¡He consultado al Tarot!
De repente…desparece el silencio y nace la libertad.
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